Hoy voy a postear sobre un tema que me interesa por ser ciudadana de la UE y por ser el último viaje que del que he podido disfrutar. Si a alguien se le ocurre visitar un país en el que, a pesar de su pequeño tamaño, quiera observar contrastes puede ir a Bélgica.
Bélgica, concretamente Bruselas ha sido elegido el centro organizativo de Europa. En su momento, se decidió por ser el centro más o menos geográfico de la unión (que hoy incluye 27 países y cuyo centro geográfico se encuentra en algun sitio entre Berlín y Varsovia). Además por compensación por el maltrato a este pobre país durante la guerra. Hoy Bélgica es un país que se puede considerar estándar de la Unión, existe una diversidad religiosa grande, es país receptor de emigrantes de multitud de orígenes (y con ello la diversidad religiosa crece), es un país altamente católico a la vez, el sabor y la vida nocturna más típicos del sur europeo aquí se pueden sentir en su multitud de terrazas y barrios llenos de bares y tiendas, por otro lado el nivel de vida y el estilo de familia se asemejan más a países más septentrionales como Suecia o Alemania.
La demografía belga merece una especial atención. Bélgica es un país que acogió en su momento la minoría católica holandesa, por lo tanto en el norte del país, llamado Flandes, hablan neerlandés y sus ciudades guardan cierto parecido con las del país vecino. El sur del país la región valona, cuyo idioma oficial es el francés, un idioma rechazado por los compatriotas del norte desde el primer tercio del siglo XIX, es la parte más deprimida del país;siendo la más extensa pero la menos poblada. En Bruselas se da una especie de retrato "medio" del belga, una ciudad muy cuidada, un centro histórico reconstruido (pocas cosas sobrevivieron la segunda guerra mundial), aunque se encuentra en territorio flamenco, y oficialmente es bilingüe, el turista que domina el francés lo tiene más fácil que el turista que domina el neerlandés o el inglés... Los emigrantes en Bélgica y especialmente en Bruselas se ven en general integrados, la explicación que yo veo más interesante es que tenemos toda una "éltie" de emigrantes, una gran parte de la población de bruselas son diplomáticos y ocupan zonas buenas de la ciudad junto con la población local... y siguiendo ese modelo, encuentro a la población afrobelga y de diferentes regiones francófonas del planeta, mucho más integrado que el turco en Berlín o que el Ecuatoriano en Madrid.
Con una "calle Fuencarral" en el centro de Amberes, más bares por calle que en la Simon Dach Strasse de Berlín y una limpieza casi nórdica de sus monumentos y catedrales se despidió de mí la capital europea.
La demografía belga merece una especial atención. Bélgica es un país que acogió en su momento la minoría católica holandesa, por lo tanto en el norte del país, llamado Flandes, hablan neerlandés y sus ciudades guardan cierto parecido con las del país vecino. El sur del país la región valona, cuyo idioma oficial es el francés, un idioma rechazado por los compatriotas del norte desde el primer tercio del siglo XIX, es la parte más deprimida del país;siendo la más extensa pero la menos poblada. En Bruselas se da una especie de retrato "medio" del belga, una ciudad muy cuidada, un centro histórico reconstruido (pocas cosas sobrevivieron la segunda guerra mundial), aunque se encuentra en territorio flamenco, y oficialmente es bilingüe, el turista que domina el francés lo tiene más fácil que el turista que domina el neerlandés o el inglés... Los emigrantes en Bélgica y especialmente en Bruselas se ven en general integrados, la explicación que yo veo más interesante es que tenemos toda una "éltie" de emigrantes, una gran parte de la población de bruselas son diplomáticos y ocupan zonas buenas de la ciudad junto con la población local... y siguiendo ese modelo, encuentro a la población afrobelga y de diferentes regiones francófonas del planeta, mucho más integrado que el turco en Berlín o que el Ecuatoriano en Madrid.
Con una "calle Fuencarral" en el centro de Amberes, más bares por calle que en la Simon Dach Strasse de Berlín y una limpieza casi nórdica de sus monumentos y catedrales se despidió de mí la capital europea.
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