La vuelta de Indy nos devuelve a todos los Indys anteriores y unas cuantas películas de aventuras más, entre ellas La Momia, La Comunidad del Anillo, Encuentros en la Tercera Fase, Expediente X... con guiños a personajes como Brando en El Salvaje (Henry 'Mutt' Williams), un híbrido de la doctora Elsa Schneider de La ultima cruzada y el agente Mulder (la Dra. Irina Spalko, una socialista con una obsesiva sed de conocimento). Viendo esta película es imposible evitar ver muchas más. Incluso si uno presta atención a las conversaciones sobre el pasado de Indy tras la guerra, oirá mencionar el nombre de Avner (personaje de Eric Bana en Múnich). No se ha ido muy lejos el tandem Lucas/Spielberg para entregarnos referencias, John Hurt (la primera y memorable víctima del Alien de Ridley Scott) en el papel de Ox, un arqueólogo totalmente poseído por la calavera de un alien de cráneo puntiagudo ni más ni menos; una foto de Henry Jones Senior (Connery) prefigurando la paternidad del arquéologo más cool de la historia del cine (otra referencia a la Última Cruzada), Marion en persona (Karen Allen/El arca perdida) más entrada en años y en carnes... Recordamos a personajes perdidos: Marcus Brody (La Última Cruzada) a quien se le ha erigido una estatua en el campus, aunque el personaje de Jim Broadbent (el Decano de la universidad) tiene el mismísimo aspecto de ser un hombre que se perdería en su propio museo.
Viendo Indiana Jones uno recuerda la simpleza de la fórmula del éxito en Hollywood, el bien contra el mal. El malo, malísimo en el sentido de torpe, con mala puntería, además de avaricioso e incapaz de prever una catástrofe inminente. Como Belloq, la Dra. Spalko es cegada por su codicia de saberlo todo. Los buenos, por el contrario, nunca pierden la paciencia, esperan a decir la frase divertida para asestar el golpe de gracia, responden con audacia en cualquier inesperada situación y por supuesto se casan y se quieren para siempre.
Viendo Indiana Jones uno recuerda la simpleza de la fórmula del éxito en Hollywood, el bien contra el mal. El malo, malísimo en el sentido de torpe, con mala puntería, además de avaricioso e incapaz de prever una catástrofe inminente. Como Belloq, la Dra. Spalko es cegada por su codicia de saberlo todo. Los buenos, por el contrario, nunca pierden la paciencia, esperan a decir la frase divertida para asestar el golpe de gracia, responden con audacia en cualquier inesperada situación y por supuesto se casan y se quieren para siempre.
En cuanto a lo criticable de la película que si pasada de moda, recordando inoportunamente tensiones con Rusia o haciendo alarde de excesiva violencia, psé... no difiere mucho de la dinámica de puñetazo y salsa de tomate de las entregas anteriores, sigue impresionándome mucho más la escena de En busca del Arca Perdida contra el nazi calvo del aeródromo en el desierto. Admito que en mi época de tierna infancia, no se nos censuraba tanto el acceso a películas que en la hipersensible sociedad actual se considerarían de "violencia gratuíta", sólo porque de aquélla la piedra que persigue a Indy se veía de más cartón piedra que hoy en día. Indy es un personaje de cómic y como tal, me parecen excesivas las voces críticas que reclaman que Harry está muy mayor para el tema... Señores es una película fantástica y pueden ponerlo a volar si quieren, es Indiana Jones!
En lo que a mí respecta, si me peta yo leo esta película como una parodia entre las tensiones entre oriente y occidente que vuelven a estar de moda, y digo que muy bien señor Spielberg, capaz de meter la pata con películas de tinte político como Múnich, ya lo vimos. En este caso el humor es una manera tán válida como cualquier otra de denunciar el estado del mundo actual... y a todos ustedes, vayan comprando una nevera más grande para sobrevivir la próxima explosión nuclear.
Esta crítica se la dedico a mi padre, que piensa que ya únicamente disfruto si una película tiene subtítulos y proviene de un país entre el adriático y el Yemen.
En lo que a mí respecta, si me peta yo leo esta película como una parodia entre las tensiones entre oriente y occidente que vuelven a estar de moda, y digo que muy bien señor Spielberg, capaz de meter la pata con películas de tinte político como Múnich, ya lo vimos. En este caso el humor es una manera tán válida como cualquier otra de denunciar el estado del mundo actual... y a todos ustedes, vayan comprando una nevera más grande para sobrevivir la próxima explosión nuclear.
Esta crítica se la dedico a mi padre, que piensa que ya únicamente disfruto si una película tiene subtítulos y proviene de un país entre el adriático y el Yemen.
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