25 noviembre 2009

Les femmes cinéastes

En la vida como en el arte el reparto entre hombres y mujeres se mantiene menos que más nivelado. Un 6% de las personas al mando tras la cámara son mujeres. Ante esta desoladora estadística escribo este post para animar a las mujeres con ideas a que las lleven a cabo y que se atrevan a ponerse los pantalones, aunque ello cueste 2 millones de euros. A continuación hago lo que más me gusta que es dar mi cinéfila opinión sobre cinco mujeres que hacen crecer ese porcentaje por el valor de sus aportaciones a la historia del cine. Mi grano de arena lo representa el siguiente link: el festival de cine organizado por Alliance of Women Filmmakers Inc. para incrementar las oportunidades de las mujeres a acceder a las riendas de una cámara. Actualizando esta entrada comparto el siguiente link: women make movies, una web que recolecta información sobre films realizados por y sobre mujeres.


Jane Campion
La primera cineasta, que comparte edad con mi santa madre, es natural de la nueva meca del cine hollywoodiense, Wellington (NZ), como varios talentos que desde ese sureño país entran en Hollywood por la puerta grande. La directora de The Piano (1993), se ha mantenido en su carrera como adaptadora de obras literarias (Portrait of a Lady, 1996) e investigadora de las relaciones familiares (Sweetie, 1989) en la línea del drama clásico, ofreciendo puntos originales como la transformación en el registro de Meg Ryan (In the Cut, 2003). Estrena en breve en la meca del vintage (Berlin) su nuevo largometrage Bright Star, la primera adaptación al cine de la vida del poeta birtánico John Keats; una película predestinada al drama en cuanto sabes que el escritor romántico murió con 25 años.
Icíar Bollain

En segundo lugar una compatriota, de la generación nacida con sabor a mayo del 68 y con un interés similar a compañeros de la profesión como Fernando León o Achero Mañas. Esta madrileña comienza en el cine a un lado de la cámara que visita casi tantas veces como el visor de la máquina de los sueños. Sus películas Hola, ¿estás Sola? (1995) y Flores de otro mundo (1999) me llegaron al corazón. Con Te doy mis ojos (2003) demuestra que también sabe estar con su película en el momento adecuado con la temática adecuada (algo que domina León de Aranoa, por cierto). Las mujeres están por lo habitual en el punto de mira de su arriflex: mujeres con circunstancias dadas pero cuya vida en realidad comienza en el momento en que la cinta rueda. Su toque femenino se da tanto en el campo (Flores de otro mundo), como en la ciudad provincial (Te doy mis ojos) o en la gran ciudad (Mataharis, 2007).
Claudia Llosa

Nuevamente cambiamos de continente y aterrizamos en Perú. En este grande y montañoso país en el que el pueblo andino sigue siendo reprimido y se ve obligado a emigrar hacia las grandes ciudades como Lima, dónde se amontonan colonias de casas de adobe y techos de plástico en las zonas áridas hacia el interior de la ciudad. En La Teta Asustada, 2009 esta mujer de 33 años se siente atraída por las costumbres que los habitantes han importado desde sus pueblos y cómo se han adaptado con muebles y vestimenta madeinchina de mercadillos multitudinarios en el centro. Entre estos dos mundos se encuentra Fausta (Magaly Solier con un merecido oso de plata), cuyo tío organiza unas bodas de lo más hortera, en el momento que muere su madre, quien canta su vida a su hija contagiándola de dolor y miedo.
Isabel Coixet

Volviendo a España pero con destino final Canadá, encontramos a una ciudadana del mundo como ella misma se define. Hace 12 años decide pasar al cine de lágrimas, desde la publicidad de compresas, cruzando el charco e instalándose entre los EEUU y Canadá, donde investiga la manera de expresar lo que una mujer lleva dentro a través de los lugares a los que ella acude (el supermercado, la lavandería...). Demuestra que los hombres son capaces de deprimirse todavía más que las mujeres, algo científicamente probado y proponiendo finales agridulces al son de la música italiana de los años 60. La protégé de Pedro Almodóvar se merece el título de manipuladora de sentimientos (más bien tristes) con películas como Cosas que nunca te dije, 1997, Mi vida sin mi, 2003 o Elegy, 2008.
Mira Nair

Cerrando este ciclo de realizadoras de lujo volvemos, sin dejar de viajar, a una mujer que aún habiendo emigrado de su tierra en el lejano oriente (India), no prescinde de que ésta impregne sus cintas allá donde consiga financiación. Con Monsoon Wedding (2001) nos hizo bailar a todos al ritmo del Bhangra Punjabi y en The Namesake (2006) nos enseñó como las tradiciones y el arraigo están más allá de las generaciones y son más fuertes que un pasaporte. Los espectadores que como yo se horrorizaron de la superficialidad e imprecisión histórica (probablemente intencionada) de Vanity Fair (2004), esperamos aunque no muy esperanzados la mega-producción Amelia (2009) que parece haber extirpado definitivamente a su cine del sabor a azafrán y caléndula.

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